Este libro revela como la industria de los chips es determinante en esa batalla entre Estados Unidos y China en la que Europa juega un papel marginal. Publicado en Estados Unidos a finales del 2023 y en España el pasado octubre, adquiere una nueva dimensión con la brusca aparición de DeepSeek, una imprevista consecuencia del boicot americano a la exportación a China de los chips más avanzados, que forzó a ese país a incrementar la investigación propia gracias a la que han colocado en el mercado un producto más barato y sencillo, que consume mucha menos energía. El resultado es la posible desestabilización del equilibrio basado en el dominio americano. Algunos analistas hablan del efecto Sputnik, que se produjo cuando la URSS fue capaz de colocar, sorprendentemente antes que Estados Unidos, un satélite en órbita.
Miller explica por qué el control de esta tecnología es vital para lograr la superioridad económica, militar y política. Las naciones que lideran la producción y el desarrollo de los chips tienen una ventaja estratégica sobre sus rivales, comparable a la que tenían las que controlaban el petróleo en el siglo XX.
La industria de los chips nació en Estados Unidos a mediados del siglo XX. Silicon Valley, que toma el nombre del material semiconductor más empleado, el silicio, se convirtió en el centro de la innovación tecnológica. Desde el principio, el desarrollo de esta tecnología estuvo financiada por contratos de las empresas locales con el Pentágono. Los chips fueron utilizados en misiles, sistemas de radar y computadoras para la defensa.
La Guerra Fría impulsó el desarrollo de esta industria. Estados Unidos y la Unión Soviética compitieron por la supremacía tecnológica, y los avances en semiconductores jugaron un papel crucial en la carrera espacial y en la construcción de sistemas de defensa.
Posteriormente la producción de chips se desplazó hacia Asia. Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) se convirtió en el mayor productor de chips avanzados del mundo con una producción cercana al monopolio. Esa realidad resalta la importancia de la disputa sobre el control de la isla.
Aunque Estados Unidos sigue siendo líder en el diseño de chips ha perdido la batalla de la fabricación. China, por su parte, ha invertido miles de millones de dólares en tratar de alcanzar la autosuficiencia en semiconductores, pero todavía depende de tecnologías extranjeras para producir chips avanzados. O eso creía Miller cuando redactó el libro. En la Unión Europea solo ASML en los Países Bajos, es líder en tecnologías específicas (fabrica las máquinas más avanzadas para la producción de chips)
El libro describe esta competencia como una guerra tecnológica, pero con armas muy diferentes a las tradicionales. Ahora los países luchan con materiales raros, equipos avanzados de fabricación de chips y talento en ingeniería. Las restricciones comerciales, las sanciones y las inversiones masivas en investigación son las tácticas principales. La decisión de Trump, también posterior a la publicación del libro, de imponer tarifas a las importaciones de China puede provocar la prohibición de exportación de los necesarios materiales raros chinos a Estados Unidos.
Miller concluye que el control de la industria de semiconductores será uno de los factores clave para definir el equilibrio de poder en el siglo XXI. Los países que lideren en esta tecnología tendrán una ventaja estratégica en economía, seguridad y defensa. Deja claro que esta guerra de los chips no solo afecta a las grandes potencias, sino también a las empresas, los trabajadores y los consumidores de todo el mundo.
El libro está escrito elegantemente. Cada capítulo narra una historia especifica poniendo el énfasis en las personas que protagonizaron cada caso. Se lee como si fuera una novela policíaca, con giros imprevistos y resultados impredecibles, que en principio parecían imposibles, pero algunas de sus conclusiones se tambalean y ya no es seguro que la estrategia de Estados Unidos de usar su ventaja tecnológica y financiera garantice el mantenimiento de su posición hegemónica. En todo caso es de lectura obligada para cualquier persona interesada en los equilibrios geoestratégicos que Trump y DeepSeek nos han demostrado que son inestables.