En ciudades costeras, como en la carpintería de aluminio en Mallorca, este material se ha convertido en una opción indispensable debido a su alta resistencia a la humedad y la salinidad. A diferencia de los tradicionales, que pueden deteriorarse con el tiempo por la exposición al clima, este material mantiene su aspecto y funcionalidad sin necesidad de tratamientos constantes. Esto ha llevado a que cada vez más arquitectos y diseñadores apuesten por él en la fabricación de ventanas, puertas, cerramientos y espacios diversos.
El avance en los modelos ha permitido la creación de una amplia variedad de modelos que se adaptan a diferentes necesidades y estilos. Existen sistemas de apertura abatibles, corredizos, plegables e incluso minimalistas, con perfiles más delgados que maximizan la entrada de luz natural. “Además, gracias a la incorporación de rotura de puente térmico, se mejora significativamente el aislamiento térmico y acústico, aumentando el confort en los espacios donde se instalan”, comentan en Novaltec.
Otro de los aspectos que han impulsado su popularidad es su costo-beneficio. Aunque inicialmente pueda parecer más caro que la madera, su larga vida útil y el mínimo mantenimiento que requiere hacen que la inversión se amortice con el tiempo. Mientras esta necesita barnices, tratamientos contra plagas y cuidados constantes, éste simplemente se limpia con un paño húmedo y conserva sus propiedades intactas durante décadas.
Entre las ventajas más destacadas de este material se encuentra su resistencia a la intemperie, su ligereza y su capacidad de reciclaje. Al ser un material no inflamable, también ofrece mayor seguridad en caso de incendio, algo que lo hace ideal tanto para el hogar como para instalaciones comerciales o industriales. Además, al ser 100% reciclable, contribuye a reducir el impacto ambiental, lo que lo convierte en una opción sostenible en un mundo donde la conciencia ecológica es cada vez más relevante.
Las aplicaciones son diversas y se pueden encontrar en distintos tipos de edificaciones. En las grandes ciudades, donde las formas modernas y funcionales son la clave, se utilizan en rascacielos, oficinas y viviendas contemporáneas. En zonas más rurales o en entornos costeros, destacan por su capacidad de soportar condiciones climáticas extremas sin perder sus cualidades estéticas y estructurales. No es casualidad que desde hace varias décadas haya ganado terreno en el sector de la construcción y la decoración, convirtiéndose en una tendencia consolidada.
El auge de éste material no es algo reciente. Desde mediados del siglo XX, su uso comenzó a expandirse en la arquitectura, pero en los últimos años ha tomado aún más relevancia gracias a las innovaciones tecnológicas que han permitido mejorar su eficiencia y diseño. Hoy en día, se considera una opción moderna, duradera y con múltiples posibilidades de personalización para adaptarse a cualquier proyecto.
Más allá de las ventajas técnicas y económicas, lo que realmente hace del éste un material tan atractivo es su capacidad de transformación. Desde estructuras minimalistas hasta diseños más elaborados, este material permite que cada espacio refleje personalidad y estilo sin renunciar a la funcionalidad. El uso de este tipo de componentes es, en definitiva, elegir un futuro más práctico, eficiente y estéticamente atractivo.
(CN-05)