Cuando veo el cuadro del fondo, “El rio Manzanares a su paso por el Pardo”, me acuerdo mucho de Carolo, mi amigo más profundo que ya partió hacia el otro mundo hace unos dos años. Ese cuadro nos lo regaló a mi esposa y a mí con motivo de nuestra boda.
Buena parte de mis amigos más queridos ya han partido a ese viaje “del cual no has de tornar”, como decía Machado. Yo como creyente que soy opino que sí volveremos, con nuestros cuerpos resucitados y gloriosos al final de los tiempos.
A mis amigos del Obispado les he preguntado que cómo volveremos, y me han contestado que como fuimos en plena juventud, en plenitud del cuerpo y del espíritu. Esto me aclara muchas cosas y me llena de esperanza.
Santa Teresa de Jesús, la santa de Ávila, decía: “muero porque no muero “. Con eso indicaba sus deseos fervientes de irse al otro mundo, al reino de Cristo, ese reino invisible por pertenecer al mundo de los espíritus.
Yo, por el contrario, como no tengo la fe de Santa Teresa, no me apetece en absoluto marcharme al otro mundo, y sí permanecer aquí para seguir, entre otras cosas, colaborando en “EuroMundoGlobal” y viendo de vez en cuando a mi amigo Juan Ignacio Vera, su propietario y editor.
Ven ustedes, he comenzado a escribir sin ganas y sin ideas y ahora me pasaría uno dos días escribiendo sin parar. Así es la vida de los escritores; la verdad es que somos un poco raritos.