También por tratarse coincidentemente de “el día del libro”, le había llevado algunos ejemplares que he escrito, para ver cuáles le faltaban. Los tenía todos, menos uno. Permanecieron sobre la mesa. Minutos más tarde nuestra reunión llegaba a su fin, después de más de 2 amenas horas.
Le solicitamos a la niña que nos atendió, nos tomara algunas fotos. Al ver los libros, nos comenta:
-Oh, qué bien, a mí me gusta mucho leer.
Mi amigo le contesta:
-Él los escribió.
Ante la sorpresa de ella (Aline), le digo:
-Por ser “el día del libro” te voy a regalar estos, y le entrego dos.
Agradecida me sonríe y los acepta.
Un par de minutos después abandonamos el lugar.
A poco andar, tal vez una cuadra, alguien llega corriendo a nuestras espaldas.
Era Aline. Pensamos en un error en el pago de la cuenta.
Me dice:
-Por favor quiero las dedicatorias para los libros. Y voy a publicar este hecho en mis redes sociales
Jajaja. Reímos con mi amigo.
Le comento:
-Has sido testigo que una veinteañera ha recorrido una cuadra por mí.
Reír es vivir.