06MAY23.- Mis pacientes no dejan de alegrar mis días y muchas veces a pesar de "sus males".
Hoy atendí a un niño de 8 años, quien al momento de ingresar habló (como pensando en voz alta): "Parece que no lo voy a pasar muy bien". Dejando expuesta su reticencia al control médico.
Simulé una expresión de sorpresa bajo mi mascarilla diciéndole: "gracias por darme ánimo", y logré su primera risa.
Terminada la atención se despide diciendo: "Dr. ¿le puedo hacer cosquillas antes de irme? Lo pasé muy bien."
Su abrazo iluminó mi naciente mañana.