El vino, sintetiza la mágica potencia de nuestro tempranillo autóctono, con la intensidad aromática del syrah, la longevidad del cabernet sauvignon, y la envidiable elegancia de la merlot.
No sabría evaluar cual de las dos añadas, si la del 2018, o la precedente que disfruté el pasado año 2017, me ha parecido mejor… sería injusto hacer la distinción de un “primus inter pares”, porque consulto mis notas y compruebo que ambos vinos (también los anteriores), participan del inconfundible sello de Finca Río Negro, bodega boutique familiar, elaboradora de vinos de calidad desde su fundación por su presidente José Manuel Fuentes. En los dos tintos se aprecia un bonito color rojo cereza, y destacan sus aromas a frutillas rojas del zarzal. En boca, son vinos sabrosos, complejos, taninos amables, que finalizan con un elegante y largo posgusto debido a su compensado equilibrio acidez-alcohol.