Exterminadores profesionales con décadas de experiencia no pueden recordar infestaciones tan masivas como la que ahora ha obligado a cerrar parques en París.
El viernes, el Ayuntamiento abrió uno de los parques cerrados, la plaza de la Tour Saint-Jacques a una cuadra del Sena, para mostrar a periodistas su nueva campaña anti ratas.
Los roedores están por todas partes, cruzando senderos, comiendo bajo arbustos y luchando contras palomas por comida.
Desafortunadamente para los exterminadores, las ratas tampoco parecían interesadas en las trampas que les pusieron.
El guardaparques Patrick Lambin dijo que en la mañana solamente había encontrado un cadáver de rata.
Antes del cierre del parque en noviembre, las ratas que buscaban comida colgaban de botes de basura y regularmente corrían por el área de niños, creando pánico.
Lambin sospecha que la infestación empeoró por parisinos y turistas que dejan comida para las palomas.
"Las ratas se están beneficiando", dice
Las regulaciones de la Unión Europea sobre el arsenal de venenos y trampas que pueden ser usados contra ratas han complicado la tarea de los exterminadores, dice Gilles Demodice, un trabajador anti plagas municipal. Recuerda que solía poner las píldoras de veneno directamente en los nidos de rata y los sellaba. Pero esa técnica está prohibida ahora, lo que le obliga a dejar trampas plásticas entre los arbustos que las ratas ignoran.