Este sistema de formación reglada está ganando alumnos en nuestro país, y se entiende perfectamente que así sea, porque percibir ingresos estudiando, y con prácticas formativas es lo ideal. El porcentaje de población estudiantil que se matricula en la FP Dual, si bien ha aumentado considerablemente, abarca a algo más del dos por ciento de la los que cursan FP. En 2014 los matriculados en este aprendizaje dual son 18.000 estudiantes. Son cifras que están lejos de lo que sucede en Alemania, ya que el 60 por ciento de alumnos escogen la formación profesional dual.
De todas formas, independientemente de las cifras que se puedan aportar, acerca del crecimiento innegable de este tipo de educación, existen dificultades en su desarrollo.
Un primer problema que está siendo señalado por los expertos y especialistas es la descoordinación. Puesto que parece que habría que homogeneizar más las oferta formativa para lograr que, en todas las comunidades autónomas, cualquier alumno pueda optar por la formación dual específica que desea, etc.
Un segundo problema y no el menor, a mi juicio, es que los estudiantes no deben servir de mano de obra barata para las empresas. Su remuneración debe ser más elevada, en relación con las horas de prácticas realizadas, y con un precio de la hora digno, y parecido al de los trabajadores que no son aprendices.
Indudablemente, la FP Dual puede irse mejorando, paulatinamente, para dar respuestas adecuadas a los deseos de formación y aprendizaje de la juventud. En Alemania, por ejemplo, el 61 por ciento de los aprendices lograron un puesto de trabajo al terminar su FP. En España los datos todavía no son tan positivos.
Es natural que la Organización Internacional del Trabajo afirme que este tipo de formación dual ayuda a bajar los niveles de desempleo, dotando a los jóvenes de habilidades que son necesarias en el mercado laboral actual. Las pymes, y las grandes empresas también, deberían implicarse más a fondo para desarrollar mucho más la formación con aprendices. Porque es uno de los retos del presente y del futuro.
En relación con la Formación Profesional es necesario apostar más por ella, ya que es indispensable, y es tan digna y valiosa como el Bachillerato, etc. La era digital en la que vivimos está demandando, cada vez más, una formación teórica y práctica a lo largo de la existencia de las personas. La autoformación y el autoaprendizaje no son incompatibles con la educación reglada y formal, al contrario, son algo complementario, ya que es parte esencial de todo proceso formativo.
(*) José Manuel López García es Doctor en Filosofía y Profesor