En este sentido, una de las víctimas del caso, James Hamilton exigió la cancelación de su presencia en el acto, postulando que "el cardenal no debe estar en un cónclave, debe estar tras las rejas".
Hamilton junto con otros cuatro feligreses denunció haber sido sexualmente abusado en los años ochenta por el sacerdote Fernando Karadima, declarado culpable por el Vaticano y sentenciado a "retirarse a una vida de oración y penitencia".
Sin embargo, Hamilton acusó también al entonces arzobispo de Santiago de Chile Francisco Javier Errázuriz de complicidad por cubrir a Karadima, pues los hechos según él salieron a la luz desde el año 2003, aproximadamente.
En este sentido, manifestó: "La Iglesia Católica no necesita la protección de Errázuriz, mejor que proteja a los desvalidos que abandonó".
Esta no ha sido la primera ni la última de las acusaciones de pederastia contra algunos sacerdotes y cardenales chilenos, así como mexicanos y estadounidenses, quienes también han sido denunciados por delitos de abusos sexuales o el hecho de encubrir a los otros sacerdotes que cometieron dichos actos.