Siempre, hay que aplaudir cualquier nuevo libro sobre la obra de Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), una figura que merece, sin duda una, mayor atención de la que hasta ahora se le ha prestado. Esta nueva aportación de Francisco A. González Redondo, pese a su apariencia modesta , pues se condensa en poco más de cien páginas, revela un conocimiento muy amplio y profundo de los temas que trata.
El libro está escrito con un estilo sencillo y sin notas a pie de página, lo que facilita su lectura. Sin embargo, se citan las correspondientes referencias bibliográficas, entre paréntesis, cuando se considera oportuno. Se trata, por tanto, de una obra con vocación de acercar la vida y el mundo de Torres Quevedo a un público lo más amplio posible, objetivo que cumple de modo solvente, ya que, pese a su brevedad, presenta una visión de conjunto de cada uno de los muchos campos en los que hizo aportaciones destacables.
El libro se apoya en una documentación fiable, rigurosa y contrastada que lo convierte en una ayuda imprescindible para cualquiera que quiera acercarse al universo del gran inventor del Valle de Iguña.
A lo largo de sus nueve capítulos se van recorriendo los aspectos fundamentales de la vida y la obra de Torres Quevedo, siguiendo en la medida de lo posible el orden cronológico, de modo que nos podemos hacer una idea bastante precisa de la amplitud de sus aportaciones.
Después de dedicar un primer capítulo a los años de formación, en el segundo se inicia el estudio de su primer campo de interés: los transbordadores. En este terreno, ya resulta clara la determinación, perseverancia, originalidad y capacidad de Torres Quevedo. González. Como es lógico, se destaca la construcción del primer transbordador del mundo para personas en el monte Ulía.