Al principio lo leí en mi juventud al leer “La ciudad y los perros”, libro que me encantó por su sencillez y frescura.
“Conversaciones en la catedral” también me encantó por destacar alguno. Me impresionó su oposición al gran Gabo y sus “Cien años de soledad”. Mario era de derechas y estuvo a punto de ser nombrado presidente de su país. Pero Gabriel García Márquez, amigo íntimo de Fidel Castro, presidente de Cuba, y admirador por tanto de Ernesto Che Guevara, se opuso al ahora fallecido en todo. Fueron dos cumbres de la literatura universal y genios mundiales que precisamente utilizaron la lengua castellana para hacerse famosos.
Yo desde mi fama de premio nacional de teatro, les seguí con sumo interés siempre. Ahora a mis 82 años recién cumplidos y con mi carga densa en premios tanto de teatro como de periodismo y mis novelas llevadas al cine, siento profundamente la muerte de este gran hombre de derechas, y por ese doble motivo doy desde aquí, en Madrid, mi pésame más personal y sentido a toda su gran familia.