Destinos del mundo

Descubriendo Gujarat

Ahmedabad. Jama Masjid

Un trozo de India entre la autenticidad y el desarrollo Por Susana Ávila

Viernes 28 de marzo de 2025

27MAR25 – MADRID.- Situado completamente al oeste de la India, Gujarat es uno de los estados más prósperos y también más desconocidos de la India. Normalmente se queda fuera de los circuitos turísticos convencionales, porque quince días no dan para ver toda la India ni treinta tampoco. Los tours se enfocan en India del Norte o en India del Sur, pero ninguno de ellos engloba Gujarat, cuyo atributo más destacable es haber sido la cuna del Mahatma Gandhi. Hoy es el segundo estado indio con mayor crecimiento económico detrás de Maharasthra que es donde está Bombay (hoy llamado Mumbai).



Pero su historia es antigua, muy antigua. Si consideramos, a grandes rasgos, que la cultura india comienza en el Valle del Indo, asentamientos que hoy están bajo el dominio de Pakistán, su influencia y supervivencia tras el ocaso de Mohenjo Daro y Harappa se encuentran en la península de Gujarat, donde restos como los del Lothal muestran vestigios de la antigua civilización que creció en las orillas del río Indo.

Luego, durante el imperio Maurya, el primero de los grandes imperios unificados de la India entre los siglo IV y II a.C. y más tarde con el imperio Gupta en el siglo VI d.C. la costa del estado estuvo plagada de puertos comerciales y de defensa, para conseguir, a la caída de este, la condición de estado independiente. En 1297 el sultán de Delhi lo incorporó a su sultanato, pero Gujarat logró escapar de allí y volverse a convertir en reino independiente a finales del siglo XIV, alegría que se les acabó cuando el emperador Akbar lo volvió a conquistar.

Un rincón para viajeros, visitantes, comerciantes y curiosos

Sus primeros visitantes extranjeros fueron los portugueses que adquirieron enclaves a lo largo de la costa donde establecieron algunas de sus factorías. Lugares como Damán y Diu y más tarde Dadra y Nagar Haveli están cargados de historia. Diu, una pequeña isla separada del continente por una caleta, fue escenario de un primer intento de establecer allí una colonia de carácter comercial, pero las negociaciones no tuvieron éxito. Más adelante, tampoco tuvo éxito un intento de conquista y finalmente, después de tanto esfuerzo, fue ofrecida a los portugueses como recompensa por la ayuda militar que estos prestaron al sultán de Gujarat, Bahadur Shah, en su lucha contra el imperio moghul. Enseguida el sultán se arrepintió de su generosidad, pero ya no tuvo nada que hacer, los portugueses la reforzaron con la construcción de la Fortaleza de Diu y la convirtieron en sede del antiguo Estado portugués de la India.

También la Compañía Británica de las Indias Orientales estableció una fábrica en Surat en 1614 que se convirtió en su primera base en la India, eclipsada por la importancia que consiguió años después la de Bombay (hoy Mumbai). Transformados los intereses comerciales en poder político, el territorio fue dividido en varios estados principescos bajo el control británico. Luego, la independencia de 1947 lo llevó a que el 1 de mayo de 1960 Gujarat se convirtió en un estado de la India con capital en Ahmedabad, aunque en 1970 se trasladó a la ciudad de Gandhinagar, ciudad moderna erigida en honor de su hijo más ilustre.

Historia y geografía invitan a dar una vuelta por Gujarat que encierra muchos tesoros aun no muy conocidos por el mundo occidental, aunque en el rigor del término tengo que reconocer que los indios, una vez abierto el interés por viajar, sí los visitan con profusión. La agencia Services International LTD., que siempre gestiona mis recorridos por la India, me proporcionó la logística necesaria para hacer un recorrido por la región, una de las que mejor permite ver “el ambiente indio” –que decimos los extranjeros– porque aún no se ha perturbado por las influencias exteriores.

Comenzamos por la antigua capital Ahmedabad, hoy importante centro comercial donde se contemplan edificios altos y modernos, que proporcionan una infraestructura más que correcta al viajero. El Hotel Lemon Tree Premier, The Atrium es un magnifico punto de partida con los estándares exigidos por el turista occidental y la ventaja de estar a un paso de la ciudad antigua, plena de encanto y de color, apenas rozada por extranjeros, donde la gente es amable y se prestan gentilmente a ser fotografiadas, mantienen su tradicional indumentaria y colorido. Aquí me permito hacer el comentario de que en esta región los saris se colocan de una manera particular trayéndolos de atrás hacia adelante sobre el hombro derecho. Mezquita, templos jainistas y el impresionante templo hindú dedicado de Narayan Dev (Vishnu, para aclararnos todos).

Los vestigios más antiguos

Ya en ruta visitamos las excavaciones de Lothal, donde se encuentra una de las ciudades más importantes de la antigua civilización del valle del Indo y centro del comercio con pueblos que se encontraban allá tras el mar. Cuando la India se escindió en 1947, la mayoría de los yacimientos arqueológicos, incluyendo Mohenjodaro y Harappa, quedaron en territorio del estado de Pakistán, eso llevó a los investigadores a planificar un nuevo programa de exploración y excavación siguiendo las huellas de aquella cultura. La palabra Lothal, en la lengua Gujarati, significa “colina de los muertos”, lo que hace pensar que la gente de esa zona conocía la existencia de una antigua ciudad y de restos humanos.

Aunque hoy es una localidad del interior a causa de movimientos sísmicos que han modificado su geografía, tiene una importante dársena, posiblemente la más antigua del mundo. El gran logro de esta civilización fueron las canalizaciones de agua en el urbanismo de sus ciudades que se exhiben orgullosas en este enclave donde, al ponerle fecha (2500 - 1500 a.C.) dejan sin palabras.

Parques Nacionales y Centros devocionales

Siguiendo hacia Palitana, se cruza el Blackbuck National Park en la zona de Velavadar, antiguos terrenos del maharajá del estado principesco de Bhavnagar que utilizaba para cazar sasines con sus famosos guepardos cazadores. El sasin es un antílope, también llamado cervicabra, de color castaño rojizo con el vientre blanco, pero su característica más diferenciadora son las astas de los machos con tres o cuatro ondulaciones en forma de espiral. Hoy en día la especie está protegida y es un placer verlos corretear por el parque. La mejor manera de hacer el safari es partiendo del Blackbuck Lodge, unas instalaciones a todo lujo y confort que hacen sentirse maharajá aunque no se pretenda abatir a los pobres sasines.

Palitana en un lugar de peregrinaje jainista, quizá el más grande y con más templos. Se dice que Adinath, el primero de los tirthankara jainista meditó en aquellas colinas donde más tarde construyeron la ciudad. El jainismo es la doctrina de la no-violencia practicada por el mahatma Gandhi aunque él era de religión hindú, y la ciudad de Patitana lleva al extremo de la doctrina al convertirse en una ciudad vegetariana, pues tiene ilegalizada la compra y venta de carne, pescado, así como la pesca u otros oficios relacionados con el consumo de animales. Detalle, más que anecdótico, que añadir al hecho de que en todo el estado de Gujarat está prohibido el consumo y comercio de bebidas alcohólicas.

Desde allí se llega a otro Parque Nacional el Gir, una de las áreas protegidas más importantes de Asia porque es el único lugar donde sobreviven ejemplares del león asiático. Hoy en día, el parque acoge grandes herbívoros como el ciervo moteado, el ciervo sambar, el nilghai, el jabalí y también algunos sasines que ya habíamos visto en el Blackbuck. Pero su gran interés está en los depredadores como el león, el leopardo, la hiena rayada o el chacal. La diversidad de la fauna y la flora de Gir se debe a la continua colaboración del departamento de bosques del gobierno con los esfuerzos de naturalistas y ONG’s que promueven dos tipos de visitas: una de una hora a una zona muy controlada que garantiza avistamientos de determinadas especies y otra más general, de tres horas que sumerge en la profundidad del Parque. La logística recomienda hacer una noche en el Saavaj Resort, un establecimiento muy familiar que permite al viajero occidental conectar con la sociedad india, grupos de jóvenes, familia enteras con sus hijos, un mundo con el que normalmente interacciona en los viajes turísticos tradicionales.

Y desde allí, visita obligada es a la ciudad de Junagarth, nombre que quiere decir Fuerte Viejo, y ese es precisamente, el Fuerte Uparkot, construido hacia el siglo X, uno de los atractivos de la ciudad. Pero lo que más llama la atención por su singular estilo es el complejo Mahabat Maqbara, compuesto por los mausoleos del ministro Sheikh Muhammad Baha-ud-din (1835-1914), un edificio con la estructura del Taj Mahal pero tremendamente recargado. A su lado una segunda tumba, la del Nawab Mahabat Khan II de Juganath (1851-1882), aún más profusa en elementos decorativos, conjunto que se ha dado en llamar Junagarth Style.

Champaner, una ciudad museo

El maharajá de Baroda tuvo una gran relevancia en la escala social que establecieron los británicos para determinar quién era y quién no era digno de presentar sus respetos al Imperio. Sus descendientes, actuales, desprovistos de sus atribuciones regias, muestran una galería, el salón durbar, del enorme palacio de la ciudad, y un museo con la colección del maharajá. Confieso que fue una visita bastante decepcionante para lo que aquello podía encerrar.

Sin embargo, la visita a Baroda (Varodara, en lenguaje local) tiene la justificación de acercarse a la histórica localidad de Champaner, fundada en el siglo VIII y plagada de monumentos: mezquitas, templos y pozos, elemento que tenía una importancia transcendental en las áridas tierras de Gujarat.

Patan y Modhera

Aún quedaba hacer una escapada al norte para ver la ciudad de Patan, fundada en el año 745 por el rey Vanraj Chavda, de la dinastía de los Chalukya, a orillas del río Sarasvati, que habla de la valentía de estos guerreros que construyen en la llanura, lejos de colinas, sin grandes fortificaciones. Se dice que en aquella época (700-800) su imperio no conoció un eje de poder similar en el oeste y norte de la India. Pero su principal atractivo es el es el Rani-ki-vav, un baori o cisterna escalonada ricamente esculpida, construida por la reina Udaymati en memoria de su esposo. Bhima I (1022-1063). Estos baori tenían una función obviamente utilitaria pues permitían el acceso al agua mediante las gradas que jalonaban sus paredes, pero algunos incorporaban bellos elementos arquitectónicos y esculturas homenajeando a sus divinidades.

Cerca de Patan se levanta el templo del Sol, en Modhera, construido hacia mediados del siglo XI en el esplendor de la dinastía Chalukya, que marcó el centro de las artes de la India medieval. De acuerdo con la estructura clásica de los templos hindúes, consta de tres partes: el sanctasanctórum donde se sitúa la capilla del dios a quien está dedicado y donde los brahmanes ofrecían los ritos. En muchos casos, este espacio estaba coronado por una torre shikara, que asimilaba el monte Meru, la morada de los dioses, pero este no es el caso de Modhera. Delante está la mandapa, una sala hipóstila donde se realizaban danzas mientras se ofrecían los sacrificios y delante de todo, un estanque escalonado para las abluciones rodeado de pequeños santuarios decorados con figuras de dioses.

El templo de Sol en Modhera hoy está en desuso para el culto y no contiene la estatua de Surya que en su momento la presidía, pero su arquitectura que separa nítidamente el sanctasanctórum de la mandapa en dos edificios diferenciados aunque perfectamente alineados axialmente con el depósito es un maravilloso ejemplo del arte. Anualmente se celebra un festival de danza en el templo durante la tercera semana de enero con objeto de mostrar las formas de la danza clásica en una atmósfera similar a la que se presentaron originalmente. ¡Lástima no haber llegado a tiempo!

No obstante la visita a Gujarat es muy interesante y muestra una India no habitual a los ojos del viajero occidental, pero mucho más original y autóctona.

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