17MAR25 – MADRID.- Erik Weisz nació en 1877 en Budapest. Era hijo de un Rabino. Su familia emigró a los Estados Unidos cuando él era un niño. Allí se convirtió en el escapista más famoso de la historia bajo el nombre de Harry Houdini, el Gran Houdini. Sus espectáculos teatrales o al aire libre, atraían a multitudes. Conseguía escaparse tras ser arrojado desde un puente al rio, atado con cadenas o aprisionado en una camisa de fuerza .
Otro de sus famosos números era el de la llamada celda de tortura china que se realizaba en un teatro. Lo esposaban y lo sumergían boca abajo en un tanque de agua a la vista de los espectadores, que se quedaban maravillados cuando emergía con las manos liberadas. Cuentan que era una persona encantadora. Su vida fue llevada al cine en 1953. Se encargó de representarlo un actor con encanto: Tony Curtis, también judío húngaro nacido Bernard Schwartz, el hombre de la sonrisa imbatible. En el año 2014 se estrenó también una serie en la que el recién oscarizado y también judío, Adrien Brody interpretaba a Houdini.
Este tipo de personajes: guapos, siempre sonrientes, desenvueltos, capaces de superar cualquier aprieto, aparecen de vez en cuando en la política. Provocan la desesperación de los contrarios que les acusan de hacer trampas, como si de la celda de la tortura china se pudiera salir sin hacerlas.
En política, lo opuesto de un Houdini es un Jardinero, como el protagonista de la película Bienvenido Mr Chance, basada en una novela de Jerzy Kosinski. Peter Sellers interpreta a Mr Chance, el jardinero de una mansión en Washington cuya vida se limitaba a cuidar el jardín y ver la televisión. No tenía amigos. Cuando muere el propietario tiene que abandonar la casa. Se aturde ante el tráfico de la ciudad y es atropellado por la esposa de un millonario que lo acoge en su residencia.
Con el rostro impasible e impenetrable, típico de Peter Sellers, Mr Chance responde a las preguntas que le hacen, primero su benefactora y después los amigos de esta, con comentarios de jardinería que son interpretados como metáforas sobre la economía y la política. Su protectora incluso hace a veces de intérprete de sus cavilaciones con lo que su sencillez se convierte en señal de profundidad intelectual. Termina convirtiéndose en una figura influyente.
En un jardín, el crecimiento tiene su temporada , primero viene la primavera y el verano , pero luego el otoño y el invierno y luego volverán a pasar la primavera y el verano, responde a una pregunta, lo que es interpretado como un consejo político optimista sobre el crecimiento económico del país. Chance adquiere dimensión nacional tras diversas entrevistas en televisión en una de las cuales sus consejos sobre lo que debe de hacer un jardinero competente son entendidas como su opinión sobre cuál sería su política presidencial si es elegido.
El millonario que le acoge también fallece y el presidente pronuncia el homenaje póstumo en su funeral mientras los influyentes porteadores del féretro susurran sobre el reemplazo de este en su momento y acuerdan por unanimidad que el sucesor debe ser Mr Chance. Cuando los poderosos de la organización se dan cuenta de que en realidad el jardinero es lo que parece a simple vista, le ponen interpretes para hacer comprensibles sus perogrulladas o intentan ajustar su imagen poniéndole gafas, por ejemplo, para aparentar peso intelectual, o quitándoselas para rejuvenecerlo.
No siempre coinciden un Houdini y un Jardinero, pero cuando lo hacen, Houdini lleva ventaja porque sabe salir de cualquier situación, mientras que el jardinero se enreda en cuanto le piden que se explique. Houdini tiene también mayor facilidad para hacer amigos, ficticios o reales mientras que los jardineros tienden a aislarse. Los Houdinis hablan idiomas, lo que no hacen los jardineros, por lo que pueden circular, con paso ligeramente achulado, por la escena internacional mostrando su sonrisa, mientras que los jardineros solo se ocupan de Soria.
Ya hemos visto como tanto el Houdini original como el cinematográfico y el de la serie eran judíos de origen húngaro. Kososki, originalmente Josef Lewinkopt, era igualmente judío, pero de origen polaco, mientras que Sellers, que también comparte religión, era inglés. Desgraciadamente los Houdinis y Jardineros españoles son gentiles con capacidad dialéctica y sentido del humor inferiores.
El Gran Houdini, Kosinsky y Peter Sellers fallecieron antes de cumplir 60 años. Tony Curtis mantuvo su sonrisa hasta los 85.