Opinión

La sonrisa luminosa de mi hija

Opinión: “Mi Pequeño Mnhattan”

Germán Ubillos Orsolich | Domingo 02 de marzo de 2025

02MAR25 – MADRID.- Mi hija parece enseñarme todos los días un dechado de virtudes, se diría que me reeduca con su dulzura. Primero, como he dicho en varias ocasiones, tiene una educación exquisita, quizá la de su abuela Angelina.



En segundo lugar tienen un dominio sobre sí misma y sobre sus reacciones e impulsos personales envidiable, se controla y analiza las situaciones y sus reacciones íntimas.

En tercer lugar habla el inglés con una precisión, dicción y soltura admirables, cuando se lo comento me contesta “¿y cómo crees si no que he recorrido medio mundo?”.

Y en cuarto lugar posee una sonrisa encantadora y luminosa que cautiva y pacifica cualquier situación, y que como el polvo de estrellas de “Campanilla” de Disney cae sobre todos nosotros inundándonos de dicha.

Hoy mismo, después de haber estado yo marcadamente inoportuno y hasta molesto como consecuencia de reiterados comentarios hostiles, quizá en parte provocados por la borrasca climatológica que se cernía sobre nosotros camino de “El Espinar” (Segovia), aparecía siempre tras largo rato con esa sonrisa luminosa y sorprendente de unos ojos llenos de paz.

He dado siempre gracias a Dios por tener una hija, que es el mejor regalo que puede otorgarte la vida a través del amor y del Espíritu Santo, pero jamás llegué a imaginar que mi hija poseyera ese cúmulo de cualidades que la hacen tan encantadora.

Además, y desde el punto de vista material, últimamente que estoy ya minusválido y que mi mujer tampoco conduce, ella nos saca pasear un poco al campo con relativa frecuencia en el coche familiar.