Opinión

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“Mi Pequeño Manhattan”

Germán Ubillos Orsolich | Sábado 01 de febrero de 2025

31ENE25 – MADRID.- La piscina del hotel “Victoria Palace” tiene el agua muy fría, pero aquí venimos de vez en cuando los Zornoza y yo. Rocío Dúrcal, con su bañador de una sola pieza, se pasea de puntillas por su orilla, parece no querer introducirse en el agua tan helada. Contemplo su figura estilizada y su melenita oscura, por entonces todas las chicas lucían esa melenita.



En la piscina con forma de riñón del “Hotel Felipe II” de San Lorenzo del Escorial, pasa lo mismo. Mi amigo Pepe Tamés me ofrece un cigarrillo, me gusta en él su rectitud y su voz levemente grave de tanto fumar, y sus dedos largos y bien formados propios del arquitecto que va a llegar a ser, porque en este caleidoscopio se mezcla el futuro, el presente y el pasado, sometidos a la propia voluntad.

La madre de Pepe Tamés me sonríe cariñosa, ella quizá anhele que yo me case con su hija mayor.

Tienen una casa elegante y espaciosa, se ve al fondo el pinar del Monte Abantos, y el tío Tano o Cayetano me sonríe con sus cejas gruesas y perfiladas. El padre de Pepe es arquitecto, y el tío Tano ingeniero agrónomo, ambos han trabajado en el “Plan Badajoz” que el Caudillo ha proyectado para sacar a Extremadura de la proverbial penuria. Algo así como la “pertinaz sequía” que siempre ha asolado nuestra patria y que ahora los gobernantes actuales se empeñan en derruir para que los “pobres ríos“ discurran por sus cauces a voluntad. Claro que de vez en cuando, con las presas derruidas, vienen inundaciones y ahogan a los valencianos, que ven como mueren más de doscientas personas ante la inevitable avalancha que son las riadas que ocurren con frecuencia al final del verano.

El hotel “Victoria Palace” se yergue majestuoso con sus dos pináculos laterales imitando al monasterio. De vez en cuando almorzamos ahí, pero no es de mi predilección, pues ya saben ustedes como son mis gustos tan exquisitos.