25DIC24 – MADRID.- Este tipo de animales son atletas excepcionales, capaces de realizar movimientos de alta precisión y potencia. Sin embargo, las exigencias físicas de esta disciplina los hacen susceptibles a diversas lesiones que pueden comprometer su rendimiento e, incluso, su calidad de vida. La clave para garantizar su bienestar radica en una combinación de prevención, diagnóstico temprano y atención adecuada.
Entre las más comunes, se encuentran las relacionadas con las extremidades, como tendinitis, desmitis (inflamación de los ligamentos suspensorios), cojeras y traumas articulares. Estas dolencias suelen ser el resultado de esfuerzos repetitivos, impactos al aterrizar después de un salto o movimientos bruscos durante la competición.
El diagnóstico y tratamiento de cojeras en caballos es fundamental para abordarlas de manera efectiva. La cojera, que puede ser causada por problemas musculares, óseos o ligamentarios, requiere de una evaluación detallada por parte de un veterinario especializado. Herramientas como radiografías, ultrasonidos y exámenes de movimiento son esenciales para identificar la causa subyacente y establecer un plan de terapia adecuada.
Una vez hecho el diagnóstico, la medida puede incluir terapias físicas, uso de medicamentos antiinflamatorios, y en casos más severos, cirugía. Además, la rehabilitación con ejercicios controlados es crucial para garantizar una recuperación completa y evitar recaídas.
La prevención es una de las mejores estrategias para reducir el riesgo de lastimaduras. Esto comienza con un programa de entrenamiento equilibrado que respete los límites del equino y permita una adecuada recuperación entre sesiones intensas.
El mantenimiento del estado físico general es igualmente importante. Una alimentación balanceada, que proporcione los nutrientes necesarios para fortalecer huesos, músculos y ligamentos, es esencial. Asimismo, mantener los cascos en buen estado con revisiones regulares por un herrador profesional contribuye a prevenir problemas en las extremidades.
Otro aspecto crucial es el uso del equipo adecuado. Sillas, cinchas y protectores de patas deben ajustarse correctamente para evitar presiones indebidas o restricciones en los movimientos. Además, inspeccionar periódicamente el estado del terreno donde se realizan los entrenamientos y las competiciones ayuda a prevenir contusiones provocadas por superficies irregulares o inadecuadas.
En este sentido, en Ars Equina, indican. “Reconocer las señales tempranas de una posible lesión es vital para actuar a tiempo”. Cambios en el comportamiento, disminución del rendimiento, resistencia a realizar ciertos movimientos o una leve cojera son indicativos de que algo no está bien. Ante cualquier sospecha, es importante consultar de inmediato a un veterinario especializado para evitar que el problema se agrave.
Los caballos de salto son compañeros extraordinarios que merecen los mejores cuidados para mantener su salud y bienestar. Con un enfoque preventivo, una atención veterinaria especializada y un manejo responsable, es posible minimizar el riesgo de lesiones y garantizar que estos nobles animales continúen desempeñándose con fuerza y elegancia. Brindarles el cuidado que necesitan no solo protege su capacidad atlética, sino que también refuerza el vínculo único entre el animal y su jinete.
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