El libro destaca la desconexión de Mussolini de la realidad que lo rodea y su creciente distanciamiento de la Alemania nazi, con la que había firmado el pacto de acero en 1939. En el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Mussolini se siente presionado por Hitler para unirse al conflicto y expandir la influencia de Italia en el Mediterráneo y África. Sin embargo, pronto el Duce descubre que sus aspiraciones se enfrentan a una realidad mucho más complicada y oscura de lo que había previsto
Scurati explora la transformación del sentimiento de Mussolini hacia su aliado alemán. Aunque había visto a Hitler como un modelo y un aliado fuerte, los acontecimientos de la guerra le revelan un lado oscuro del Führer. A medida que avanza la guerra, Mussolini se muestra cada vez más receloso de Alemania y su brutalidad. La tensión entre Italia y Alemania se hace evidente y siente que la relación se vuelve cada vez más asfixiante.
Scurati retrata a un Mussolini ensimismado, incapaz de ver los límites de su poder y la fragilidad de su imperio. Mientras se desarrollan las batallas en el Mediterráneo y en Grecia, el dictador parece confiar en una victoria fácil y en la supremacía italiana en la región. Sin embargo, la guerra pronto le muestra una realidad diferente: los italianos son derrotados en el Mediterráneo y el Norte de África. Sus tropas carecen de recursos y de organización en los frentes de batalla. Al tiempo su salud se deteriora mermando su capacidad de actuación.
Las tropas italianas se ven obligadas a abandonar Libia y Etiopía ante la presión británica. La invasión de Grecia también termina en desastre. Estos fracasos debilitan la posición de Mussolini y aumentan el descontento dentro del régimen y en la sociedad italiana.
Mussolini lanza a Italia en múltiples frentes de guerra, sin contar con una estrategia ni con los recursos necesarios. En 1940, Italia entra en la breve guerra con Francia que dura poco debido a la exitosa invasión alemana, pero hace que los italianos sientan la falta de preparación de sus fuerzas armadas.
Más adelante decide unirse a la guerra contra la Unión Soviética en apoyo a Alemania, lo que resulta en una catástrofe para las tropas italianas, que enfrentan las condiciones adversas del invierno ruso sin la preparación adecuada. La entrada de Japón en el conflicto, que se convierte en aliado del Eje tras el ataque a Pearl Harbor, también complica la situación para Italia, ya que la entrada en la guerra de los Estados Unidos y la estrategia aliada empiezan a inclinar la balanza en contra del Eje.
En cada frente, Italia va de derrota en derrota, y el sueño de Mussolini de convertir a su país en una potencia mundial se desmorona. Los fracasos militares y la crisis económica interna afectan gravemente el apoyo popular al régimen fascista y aumentan la oposición en sectores que antes lo habían apoyado .
Scurati incorpora en su novela a personajes que han quedado al margen de la historia oficial, pero que fueron importantes en los años finales del régimen fascista como Amerigo Dumini, el asesino del político socialista Giacomo Matteotti, cuya muerte en 1924 marcó un punto de inflexión en el ascenso de Mussolini al poder. También resalta Edda Ciano Mussolini, hija del dictador, que jugó un papel relevante, entre bambalinas, en el régimen fascista. Casada con el conde Galeazzo Ciano, ministro de asuntos exteriores, opuesto a la alianza con Alemania, que finalmente, es condenado a muerte por traición, en un acto que refleja la brutalidad y desesperación del Duce por mantener su poder.
Destaca también la figura del competente Rommel como contrapunto a inutilidad de la mayor parte de los generales italianos.
Otro personaje interesante es el general Rodolfo Graziani, conocido como El Carnicero de Etiopía. Graziani representa la brutalidad de la política colonial italiana y el fracaso del sueño imperial de Mussolini, que se desmorona junto con el régimen fascista.
Uno de los elementos más interesantes de la novela es la inclusión de notas y fragmentos de cartas y memorias de personajes reales al final de cada capítulo. Estos documentos históricos brindan una visión íntima y directa de los pensamientos y sentimientos de los protagonistas en medio de la debacle
Scurati muestra cómo Mussolini, aun cuando la derrota es evidente, sigue aferrándose a la idea de que Italia debe luchar por honor. La idea de una guerra por honor se convierte en un tema recurrente en sus discursos, pero queda claro que esta retórica no tiene base en la realidad. El dictador intenta mantener una imagen de fuerza y dignidad, mientras el régimen fascista se desmorona con la ayuda de los propios jerarcas del régimen y del Rey.
Scurati logra, con su estilo periodístico y directo, ofrecer una crónica contundente y bien documentada de los últimos días de Mussolini, mostrándolo como un hombre atrapado en sus propias ilusiones incapaz de ver la realidad.