03DIC24 – TRINIDAD – CUBA.- Trinidad es una de las ciudades coloniales más bellas y auténticas de Cuba. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, fue la tercera villa fundada por la Corona Española en Cuba gracias a Diego Velázquez en 1514.Se la conoce como la Ciudad Museo por su un gran patrimonio arquitectónico colonial de los siglos XVIII y XIX, entre el que destacan sus estrechas calles adoquinadas, sus edificios restaurados, sus iglesias y fantásticos patios, que le otorgan esa atmósfera típicamente colonial.
Nosotros hemos tenido la oportunidad de volver a visitarla formando parte del grupo de asistentes al Congreso Internacional de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, que se desarrolló por diversos enclaves de la isla caribeña como La Habana, Pinar del Río y Cienfuegos. Y, en verdad, que nos volvió a maravillar. De aquí partió Hernán Cortés para conquistar México.
La ciudad posee alrededor de cincuenta palacetes e innumerables inmuebles dignos de admirar, tales como la Iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad, el Museo Romántico situado en el Palacio Brunet; la Casa Templo de Yemayá, donde se halla un altar dedicado a la divinidad del mar; el Museo de Arte Colonial, la Casa de la Trova o el Museo de Historia, así como muchos otros lugares de interés que sin duda te atraparán.
También destaca por sus hermosas plazas, como la conocida Plazuela Las Tres Palmitas o la famosa Plaza de Santa Ana, que se encuentra situada en pleno centro histórico de la ciudad, a apenas 500 metros de la Plaza Mayor, y era el principal punto de acceso al Valle de los Ingenios, donde destaca, sin duda alguna, la Torre Manaca-Iznaga, espectacular torre vigía que se usaba para controlar a los esclavos que trabajaban en las explotaciones azucareras.
La Plaza Mayor de Trinidad fue punto de partida de la restauración en los años 80, justo antes de que la ciudad fuera declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo cual potenció notablemente su turismo. Hoy en día, en esta plaza puede verse la estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.
La riqueza patrimonial de la ciudad se debe principalmente a la expansión económica en la industria azucarera que llevó a cabo la aristocracia y las famosas familias Iznaga, Borrell y Brunel. No en vano llegó a haber hasta 48 ingenios, llegando a ser la ciudad más rica de la isla. Y es que el azúcar, junto con el café, el tabaco y el ron fueron los principales pilares de su economía.
Y estando allí no hay que dejar de probar La Cancháchara una bebida típica compuesto de miel, limón, aguardiente, hielo y agua, todo un símbolo de la añeja villa. Nosotros degustamos esta típica mezcla en una antigua casa restaurada que lleva su nombre y en la que a la hora de beberla no falta la música en directo. Se bebe en una taza de barro que se hace en Casa Santander, una alfarería que regenta David Santander “Chichi” la cuarta generación de emigrantes provenientes de la provincia española Santander. Es un lugar de exposición y veta de cerámica muy visitado.
Durante nuestra visita nos llegamos hasta el ingenio de San Isidro de los Destiladeros, donde pudimos conocer el proceso de la elaboración del azúcar. El enclave se encuentra a tan solo 11 kilómetros de la ciudad de Trinidad. Está situado dentro del Valle de los Ingenios, que fue declarado, junto con el centro histórico de Trinidad, Patrimonio de la Humanidad en 1.988. Se considera uno de los sitios de mayor interés arqueológico, arquitectónico y cultural del valle. Junto a las ruinas arqueológicas del área fabril del antiguo ingenio aparecen construcciones como la casa hacienda y la torre campanario con marcada influencia neoclásica.
El vocablo ingenio, significaba una manufactura esclava de base agrícola, pero también designaba el conjunto de tierras y construcciones destinadas a la producción de azúcar con sus servicios complementarios y las viviendas. A finales del siglo XVII ya hay constancia de la presencia azucarera en la zona al igual que en otras islas antillanas.
Trinidad es también una buena base para conocer toda la zona central de Cuba, ya que su buena ubicación, sumado a que a pocos kilómetros de ella encontrarás ciudades y enclaves naturales increíbles, hacen que sea un excelente punto de partida para realizar numerosas excursiones.
El cercano Parque Natural de Topes de Collantes te sorprenderá con sus preciosas cascadas, como el espectacular Salto del Caburni. Allí te impregnará de naturaleza. Para llegar, tendrás que seguir uno de las rutas más bonitas del parque: el Sendero Vegas Grandes. Algo más alejado, pero también cerca, se encuentra la preciosa ciudad de Cienfuegos, conocida como la Perla del Sur de Cuba.
Trinidad es una ciudad que merece la pena visitar sea cual sea la época del año, pero si puedes permitirte ir durante la segunda semana de enero podrás disfrutar de la Semana Cultural Trinitaria, la cual coincide también con el aniversario de la ciudad. Otra cita importante son las Fiestas Sanjuaneras, que tienen lugar en el mes de junio y se celebran con un hermoso carnaval.
Durante tu estancia en la ciudad puedes realizar numerosas excursiones que harán que tu experiencia sea aún mejor. Nosotros en catamarán nos llegamos a Cayo Blanco, haciendo una parada antes para disfrutar de una zona acotada para los delfines.
La mejor manera de llegar por carretera a Trinidad desde La Habana es a través del Circuito Sur, pasando por la ciudad de Cienfuegos. La forma más común de llegar, ya que la ciudad no cuenta con un aeropuerto propio, es volar a La Habana.
El turismo aquí tiene un ambiente más cubano que en muchas otras ciudades del país, por eso la mejor forma de conocer la auténtica Trinidad es alojarse en una casa particular, ya que te dará la posibilidad de vivir la vida como lo hacen los cubanos y entender mejor su día a día. No hay nada como conversar con un trinitario para conocer las fabulosas leyendas de esclavos, piratas y tesoros escondidos que alberga esta apasionante localidad.