En España la presión fiscal es baja en comparación con otros países de la UE , unos 5 puntos porcentuales menos que en Italia, pero unos 10 puntos más que en Argentina. La deuda pública es alta en los dos europeos, más en Italia y en ambos casos lejos de las exigencias de la UE. La llamada economía sumergida, la que elude la carga impositiva, supone en ambos países europeos cerca de un 20% pero, posiblemente cerca de un tercio del total en el americano.
En general aceptamos pagar impuestos porque sabemos que los ingresos que el estado obtiene con ellos son necesarios, pero algunos hacen malabarismos para evadir su pago . En Italia cuando se implantó el IVA pocos restaurantes daban factura. El fisco obligó a los clientes a llevarse la cuenta y a veces hacían una inspección en las cercanías. Algunos dueños contrataron a portaborse, en italiano alguien que realiza trabajos menores por cuenta de otro, para que acompañara al salir al cliente con la factura .Regresaba cuando el peligro había pasado y a repetir la jugada
En Argentina la prensa irónicamente llama novias fiscales a las empleadas de la administración federal de ingresos públicos AFIP que asisten a eventos como bodas para asegurarse de que los proveedores emitan facturas.
En España estamos muy atrasados en este campo; nunca hemos tenido la imaginación de nuestros amigos trasalpinos, ni la de nuestros hermanos de allende los mares, que son italianos que hablan español como diría el maestro Borges.
Estos días los medios informan que un conocido personaje, evasor confeso, intentaba también, deducir fiscalmente, como gastos de su empresa, la adquisición de un Rolex, pelotas de pádel y productos de higiene personal, así a lo bravo sin la asistencia de un portaborse e incluso un saxofón para tocar con una orquesta en las bodas en Buenos Aires sin temor a las denuncias de una novia fiscal.
Y es que como aseguraba Andreotti en España manca finezza