Sociedad

España: El Pacto y La Furia

“La Cueva del Lobo...”

Una historia política de nuestro país del 11M al presente - Enric Juliana - Editorial Arpa

Ignacio Vasallo | Domingo 21 de julio de 2024

20JUL24 – MADRID.- Enric Juliana, Badalona 1957, es uno de los analistas políticos más interesantes del panorama mediático actual. Sus crónicas en La Vanguardia ofrecen al lector avezado la posibilidad de ojear, a través de su periscopio las aguas por encima de Madrid Distrito Federal y en ocasiones, si lo exige el guion, sumergirse para sentir las corrientes profundas que, para otros, pasan desapercibidas.



Juliana llegó a la capital en el año 2004 como jefe de la delegación del matutino barcelonés, tras su paso por TVE, el País , el diario en catalán el Mon y, sobre todo, 4 años en Italia .

Como bien sabemos los que hemos vivido allí, los políticos italianos se mueven en las convergencias paralelas que indicaba Andreotti, algo imposible para los nuestros. Para intentar conseguir ese objetivo un tercio de los diputados tiene que terminar la legislatura -cualquier legislatura- en un partido distinto del por el que fue elegido.

Da la impresión de que Juliana al trasladarse a Madrid venía convencido de que Cataluña era la región más occidental de Italia, pero sin dejar de ser España. Sus indudables cualidades, barnizadas por esas circunstancias, le permiten escribir unas crónicas de alta calidad, desde el año 2004 hasta el primer trimestre del 2024, agrupadas en capítulos anuales precedidos de un somero análisis realizado con la perspectiva actual, de tal manera que no se limita a ser una mera recopilación sino que se convierte en un ensayo político.

Juliana intenta distanciarse de las posiciones extremas habituales en los medios de la capital, escogiendo el pacto sobre la furia. Cuando se sumerge en las aguas profundas obtiene información privilegiada que analiza con claves que pocos poseen y publica sin traicionar jamás a las fuentes. El texto es desapasionado pero el resultado es apasionante para el lector.

Para algunos, como en el tango, veinte años no es nada, pero otros los han pasado montados en la montaña rusa más alta de la historia que funcionaba a toda velocidad y a la que se le habían estropeado los frenos.

En este par de decenios lo imposible ocurrió con más frecuencia que lo probable: que el PP perdiera las elecciones en el apogeo de su poder, tras ceder el líder su puesto al suplente , por no ser necesario su esfuerzo en una etapa llana; que un obscuro diputado, que llegó al puesto de rebote, se haga con el poder en el PSOE, lo pierda y lo recupere, con todo el aparato en contra y que allí siga 10 años después; que por el camino lance su modesta caballería de 84 jinetes, contra la sólida barrera de 134 caballeros que dominaban las alturas que había que tomar y que, con ayuda por los flancos, se apoderen de la colina y no la quieran abandonar seis años despues a pesar de las ocasiones en que durante los últimos 6 años, las trompetas anunciaban la inmediata toma de la posición por las fuerzas atacantes .

Por supuesto la habilidad de Juliana brilla cundo describe los imposibles hechos que ocurrieron en su tierra en esos años: un nuevo estatut, aprobado por amplia mayoría y baja participación, un imprevisible e iluminado President, procedente de la alta burguesía barcelonesa, que es sustituido por otros aún más iluminados, uno de los cuales declara la república catalana, la más breve de la historia de cualquier país, para huir después tumbado en los asientos traseros de un automóvil -lo del maletero ya sería excesivo- llevando consigo un mando a distancia .

Todo lo que a los demás nos hubiera parecido imposible antes de que terminara ocurriendo, a Juliana le parece más o menos factible como si en lugar de encontrarnos en un lugar de la mancha, estuviéramos en Macondo.

También parecía imposible que una pandemia obligara a suspender la movilidad en la mayor parte del mundo durante mas de dos años, que en menos de 10 meses las farmacéuticas pusieran en el mercado las vacunas adecuadas o que a un volcán de La Palma le diera por eructar violentamente para desviar la atención.

Leyendo a Juliana da la impresión de que personalmente se encuentra más a gusto en el pacto, pero profesionalmente le saca más partido a la furia.