Boletín Cultural

“Los Relatos de El Bracho”, un libro de tertulianos de Villanueva de la Peña

Luis Vega prolifico tertuliano del libro Los Relatos de El Bracho

Mazcuerras:

A. del Saja (*) | Martes 25 de junio de 2024

25JUN24 – VILLANUEVA DE LA PEÑA - CANTABRIA.- Estos días ha visto la luz el libro “Los Relatos de El Bracho”, que ha editado “La tertulia de los martes” un grupo de amigos, que llevan 24 años reuniéndose, una vez a la semana, a almorzar en el hotel-Restaurante “El Palacio de Bracho”, de Villanueva de la Peña (Mazcuerras).



A lo largo de 271 páginas recoge una variada colección de artículos escritos por 8 personas de la docena de amigos, de los que el pastelero torrelaveguense Luis Vega es el más prolífico, seguido del gallego José Antonio Pose.

Cuenta la historia que un capital cántabro de los Tercios de Flandes trasladados a Italia para participar en el defensa del condado de Milán, sufrió un impacto de bala de cañón en la batalla definitiva de Pavía, que le dejó destrozado uno de sus brazos. Más tarde, el Emperador Carlos I de España premió la bravura del capitán con un escudo en el que figura un brazo destrozado y la leyenda “il Braccio”. Tras su regreso a tierras cántabras alguien de su estirpe dejó un hermoso edificio construido en el siglo XVII, que en 1995 María del Mar García de los Salmones y su esposo José Antonio Gonzalez restaura y lo abren al público como restaurante y hotel. Tras 29 años trabajando el sector hostelero el edificio sigue manteniendo su estado y estilo del siglo XVII.

Entre los muchos clientes que recibe, no faltan todos los martes los componentes de “La tertulia de los martes”, que son los que han generado el libro, y que tiene origen en el primer acuerdo surgido entre los conocidos empresarios de la construcción torrelaveguenses, Andrés Ceballos Sabín y Aníbal Magallón Fernandez, que se comprometieron en su día a comer juntos todos los martes para intercambiarse información e ideas sobre la marcha se su constructora.

En 1998 ampliaron el círculo a amigos, llegando a ser 50 socios, la mayoría jubilados por lo que las reuniones se prolongaba hasta bien mediada la tarde. A los tertulianos difuntos se les recuerda anualmente con una misa en el Santuario de la Virgen de la Peña.