Silencio
Dejó de escucharse tu voz
y lloró la mesa
Lloraron las sillas
cuando tus pasos
no se escucharon
Lloró la cama
al no escuchar cada noche
tu respiración agitada
tus murmullos indescifrables
Lloró la cocina
al no escuchar tu canto
de cada día
Lloraron los cactus
al no sentir la mano
que los regaba
Toda la casa lloró
fuera lloraba un hombre
ese hombre,
era yo.