19SEP22 – MADRID.- La majestad, la grandeza y la perfección de la larga despedida del pueblo de Inglaterra a su reina Isabel II, no solo demuestran el amor que la tenían, el amor que la Institución Monárquica les supone, sino el respeto y la perfección moral que demuestra esa su larga despedida.
Desde el filme que protagonizó la actriz británica Helen Miren acerca de la monarca, que además de valerla un Oscar le valió una visita protocolaria y emotiva a su Majestad la que representó magistralmente en el filme, hay que añadir los actos innumerables de su Majestad y el contacto cercano que tuvo la monarca durante sus siete decenios de mandato.
Su Majestad Isabel II de Inglaterra, en sus apariciones públicas, eclipsó emocional y magistralmente a las figuras de los Jefes del Estado más poderosos del mundo entero. Fue no solo en los países que comandaba la Commonwealth, sino en sus apariciones y visitas en Paris, en Roma, en Berlín o en Washington y en Madrid; donde fuera que fuese, con sus alegres vestidos de colores y sus tocados a modo de pamelas y sombreros, su figura representaba el poder y el prestigio de la Corona Británica.
Ahora, en el momento de su fallecimiento rendimos todos los honores, el respeto y la admiración a la mujer que durante más de setenta años representó la hidalguía, la belleza, la fuerza y la grandeza de la monarquía parlamentaria más admirada y querida de la tierra.
¡! Dios salve a la Reina!!. ¡! Dios salve a su Majestad Isabel II de Inglaterra, y su hijo primogénito el Rey Carlos II de Escocia, de Gales y del Reino Unido ¡!.