Atardecer de días moribundos
cargado de mágicos colores,
que entre álamos jóvenes, fecundos
lucen su fulgor de arreboles.
Prendida mi mirada, al cielo
se despidió el sol, en el horizonte,
entre nubes blancas de terciopelo
arrullan sueños sin pasaporte.
¡ Hay ! atardecer divino
quizás, cuántos enamorados,
has dejado, en tu camino ....
Y ninguno te ha olvidado.