Boletín Cultural

El barrio de la Virgen de la Cabeza de Valdepeñas celebró sus fiestas

Como Pregonero de Honor, el artista Enrique Pedrero Muñoz

Miércoles 17 de agosto de 2016

17AGO16.- Este popular barrio de la ciudad del vino, tiene solera, cada año celebra sus fiestas en honor de su patrona la Virgen de la Cabeza en su capilla en la calle del mismo nombre, con 301 años de antigüedad, ya que fue mandada construir en 1698 por el Gremio de los Pastores, que en aquellas fechas eran numerosos y con apoyo también de otras instituciones de la ciudad e inaugurada en 1715. Este año ha sido elegido el pintor, escultor y escritor Enrique Pedrero Muñoz, que en la noche del 14 de agosto, vísperas de la fiesta de la Virgen, pronunció un amplio pregón en cuanto a la historia de la iglesia, de valdepeñas, el barrio, sus gentes, etc., del cual damos lectura a continuación:



“Autoridades, presidentas, juntas directivas, señoras, señores, amigos, amigas. Buenas noches.

En primer lugar, tengo que agradecer a la Hermandad y a la Asociación de Vecinos de la Virgen de la Cabeza, por la consideración y designación hacia mi persona, para la confección y realización del pregón del año 2016, que a la vez este mismo pregón, dedicado a Nuestra Venerada Virgen de la Cabeza, fue presentado por quien les habla el 14 de agosto de 1991, aunque con las debidas correcciones y añadidos, que se le han realizado, dado el tiempo transcurrido.

Por ello la Asociación de Vecinos y la Junta de Hermandad, dada la historia, anécdotas y contenido de aquel pregón, ha visto conveniente, que fuera nuevamente el pregonero de estas fiestas, recordando aquellos textos explicados entonces y con anexo actualizado.

En aquel momento del año 1991, he de confesar que esa confianza que se había depositado en mí, me preocupaba bastante, dado que había realizado algunos escritos en prensa, pero nunca este tipo de intervención, por consiguiente ello me exigía toda la responsabilidad. También me importaba el tiempo que necesitaría, para llevar a cabo aquel contenido, para con aquellos folios que se recopilarían, fueran lo más íntimo y característico de nuestro barrio, sus gentes, sus fiestas, Valdepeñas en definitiva.

Sin embargo, reconozco que a la propuesta de la Hermandad que en aquel momento dirigía D. Aurelio Marín, no podía negarme, porque me sentía parte integrante de esta sociedad y tenía una deuda pendiente con el barrio que me había visto nacer y crecer. Hoy la Asociación de Vecinos y la Hermandad de la Virgen de la Cabeza, hoy presididas por Dña. Isabel Mora Fajardo y Dña. Josefa Fernández Ruiz, respectivamente, también está muy bien dirigida en unión, teniendo en cuenta su historia, su evolución y adaptación de las actuales circunstancias sociales que nos ha tocado vivir.

Mi niñez en este barrio, es sumamente anecdótica y cargada de recuerdos. Aún quiero recordar siendo muy pequeño, el arreglo de esta calle de empedrada con nivel de las aguas hacia el centro a entarugada, interés que puso en ello el popular padre franciscano Matías Horrach, allá por los años 50 o el colegio en esta su antigua sede, dirigida por D. Antonio Caminero Caminero. El fue para mí, al igual que muchos de vosotros mis primeros maestros de la infancia.

De la santera también guardo un grato recuerdo, que guardaba con esmero y dedicación esta preciosa ermita de la Virgen de la Cabeza.

Así poco a poco, como vecino del barrio he visto transcurrir el tiempo en él y sus formas de vida.

La fiesta de la Virgen de la Cabeza, ha tenido devoción y veneración a través del tiempo, no solamente por las gentes del barrio, sino por gran parte del pueblo.

La historia del barrio va unida lógicamente con la historia de Valdepeñas.

Dejando aparte la prehistoria, que como todos saben hay indicios visibles en el Cerro de las Cabezas y otros sitios. Así mismo la historia de Valdepeñas se cierne a lugares como Aberturas, Casa de Santa María, Corral Rubio, Castilnuevo, etc. y a la concentración de ellos.

Más tarde en la Edad Media, todo giraba alrededor de la iglesia de la Asunción, y el desarrollo del pueblo se iba abriendo progresivamente con nuevas calles y barrios.

En el siglo XVII, todo lo que ahora es la ermita y su inmediato alrededor, eran lejíos o ejidos y eras, prácticamente las afueras del pueblo, donde pastaban los rebaños y se hacia la parva a principios de junio, para cortar la paja y liberar el grano.

Por el paso obligado en esta calle, dada su cercanía con la calle Ancha, de vía de comunicación con Andalucía, se les ocurrió a un grupo de personas, entre ellas la Cofradía de Pastores con devoción a la Virgen de la cabeza construir una iglesia comenzando las obras en 1698. El lugar sería en las inmediaciones de varios caminos, donde confluían el de los Molinillos, hoy calles del General Margallo y Sur, el camino de Daimiel a Villacarrillo, hoy gran parte de la calle del Seis de Junio y carretera de Torrenueva, entre otros caminos como el de la Encomienda o el de la Peña del Cuervo y sobre todo la calle de la Virgen, entonces camino que descendía desde el centro del pueblo.

En 1715 se inauguraba la capilla, su estructura estaba compuesta por una sola nave en forma de cruz latina con un crucero y cúpula central a la que se accedía por un arco de medio punto. En el retablo y al fondo y mirando hacia Jerusalén se encontraba la imagen de la Virgen de la Cabeza y detrás existía una puerta donde se accedía a la sacristía y dentro de ella una escalera por donde se subía a un camarín que contenía 8 pinturas de temas de la Virgen y su aparición a los pastores y de otros santos de un pintor originario manchego llamado Alberto Lizcano.

La capilla tenía el aspecto de gran sencillez, sentido popular y rural, y aunque en principio se encontraba desplazada de la población, no tardó mucho en unirse a la villa. Ya que en el catastro del Marques de la Ensenada de mediados del siglo XVIII, en el Archivo provincial, se puede observar los nombres de las calles Real de la Virgen de la Cabeza, tal y como se llamó en su origen, así como La Mesta, entre otras, lo que quiere decir que el pueblo fue uniéndose a la ermita.

Como señalaba anteriormente fue el gremio de los pastores, los que estuvieron al cuidado de la iglesia en sus primeros años, temiendo en cuenta que tenían el paso del ganado por la vereda actualmente la calle de la Virgen, el Caminillo y calle de la Mesta de ahí su nombre y también porque eran numerosos. He de recordar que hasta hace no muchos años este barrio, estaba abordado por varios pastores o ganaderos ya desaparecidos casi todos. En la misma calle de la Virgen con salida a Mesta, encontramos a Andrés y Dolores “la Pastora”, o Victoria e Isabel “las Vaqueras” en lo que hoy sería el número 136 de la calle de la Virgen. O los hermanos vaqueros en lo que hoy ocupa los almacenes de Confecciones Marín. También en la calle de la Mesta, esquina a Trinidad se encontraba el vaquero Torres-Ruiz. Así en la calle General Margallo esquina al Loro, estaba la Josefa “la Cabrera”. Más adelante del Caminillo el pastor Ezequiel y muchos más adelante a Torres- Ruiz hermano del anterior y así podríamos estar nombrando otros muchos que se quedan en el tintero y por supuesto también viticultores que eran tan numerosos que sería muy largo de nombrar o vinicultores como las bodegas Ciudad en la calle de la Mesta, la bodega de José Tercero “Despiertes” en la calle de la Virgen, o la bodega de Blas en la calle del Calvario, entre otros.

Volviendo a la historia de la capilla, en el año 1808, tras la invasión de las fuerzas napoleónicas a nuestro país y dada la batalla que sostuvo nuestro pueblo contra las tropas que dirigía el general francés Liger Belair, la capilla estuvo utilizada por las huestes francesas como polvorín. Pero en un descuido de los gabachos, los valdepeñeros volaron el arsenal, que como consecuencia de ello, la iglesia quedó prácticamente destruida. Los valdepeñeros con esta acción lograron imponerse a las tropas francesas, haciéndole pastar y retroceder.

En esta situación estuvo hasta últimos del siglo XIX, que fue reconstruida y reestructurada, alargando la nave este, creándose a sí la planta del edificio en forma de cruz latina al estilo paleocristiano, estilo que estuvo estudiado durante toda la Edad Media hasta llegar al neoclasicismo tardío, fecha coincidente con su ampliación.

Más tarde en nuestra última contienda de 1936, la iglesia quedó bastante deteriorada, ya que fue utilizada como almacén de trigos, hasta que en 1948 el anunciado anteriormente el padre Matías Horrach en colaboración con otras personas, creó un colegio de cultura general para niños dirigido por D. Antonio Caminero y una escuela de corte y confección en lo que había sido el camarín y la sacristía respectivamente. Un año después se reconstruye la iglesia bajo la dirección de este franciscano y por sufragio popular, queda terminado y bendecido todo ello el 5 de enero de 1950 por el obispo de la Diócesis de Ciudad Real y Prior de las Órdenes Militares D. Emeterio Echevarria.

Hay que decir que en la iglesia después de la misa los domingos se enseñaba el Catecismo y las Sagradas Escrituras a los niños y a las niñas por los y las llamados/as catequistas.

Hasta 1960, estuvieron cuidando del colegio y de la ermita varias generaciones de santeras, que tenían una vivienda habilitada al lado de la iglesia.

A partir de esta fecha, quedó al cuidado de la ermita un matrimonio que se le cedió la vivienda por caridad. Una década más tarde en 1976 el colegio se trasladó a su nueva sede al final de la calle de la Virgen, con este cambio el barrio salió ganando, pues el nuevo centro escolar, era mixto donde podían acudir más niños y niñas, contando con más servicios y amplitud, además de poder realizar estudios primarios y posteriormente Educación Secundaria.

Remontándonos otra vez al pasado y a la historia de la iglesia, recordaremos que en 1965 se crea una hermandad para que la ermita estuviera amparada y protegida de cuidado y mantenimiento, siendo posible gracias a muchos de sus vecinos, recayendo el nombramiento de Hermano Mayor en D. José Rodero Crespo. Tras el fallecimiento de este Sr. En 1980, se crea una nueva junta de hermandad, presidida por D. Aurelio Marín Perona, y es realizada una reconstrucción de la capilla, bajo la dirección técnica de D. Tomás Abad y D. Sebastián Abad Ruiz, adquiriendo su interior al completo su antiguo sabor barroco, con algunas connotaciones de la tierra, mientras que su exterior se decoraba al estilo mudéjar toledano. Así hace aproximadamente una cincuentena de años, el retablo fue sustituido por el actual, ya que la madera por la que estaba policromada se encontraba muy deteriorada, sustituyéndose por el actual, compuesto por piedra natural en forma de sillería con una hornacina de arco de medio punto y molduras exteriores y en su interior la imagen de Nuestra Señora.

La historia de la capilla, hay que decir, que fue parada obligada de las personas que viajaban en las diligencias por este camino real camino de Andalucía. Estos viajeros antes de partir se encomendaban a la Virgen, así como los arrieros de Valdepeñas que llevaban el vino en pellejos de vino arriba en sus galeras, les rezaban para que les protegiera de los bandoleros de Sierra Morena.

Con el tiempo hemos llegado a la actualidad y la capilla que al principio se encontraba aislada del pueblo se ha convertido en el centro neurálgico de un barrio que tiene vida, sus calles por ejemplo tienen nombre con sentido expresivo y plural. Así por ejemplo la calle del Calvario nos indica la Pasión de Cristo o la calle de la Trinidad el misterio. La calle y callejón del convento con nombre espiritual y religioso, este último hoy llamado de Lorenzo Luzuriaga, ilustre pedagogo valdepeñero de la ciencia del saber. Barrio y calle de Nuestra Señora de Consolación, su nombre nos refleja la veneración y admiración del pueblo hacia su Patrona. Ella bendecirá los mostos que fermentarán en el otoño-invierno.

Calles con nombre pintoresco y gracioso, como El Loro, Callejón de las Caponas, Cantarranas. Fieles a la Corona aparecen las calles de la Reina, Reina Victoria y Alfonso XIII.

A las fuerzas armadas como General Margallo.

Calle Espronceda, dedicada con sentimiento al poeta romántico. A la Naturaleza, como Calle de la Montaña. De orientación como la calle del Sur. Calle y travesía del Seis de Junio, fiel reflejo de la mentalidad romántica y de los héroes del Seis de Junio. Aquí el sentimiento y la razón se dan la mano.

Finalmente calle y travesía de la Virgen de la Cabeza, donde la gente de su barrio pasea a su Virgen en las noches de agosto, siendo el día esplendoroso el 15. Sus vecinos la veneran con orgullo, porque la fiesta de la Virgen tiene solera, ha tenido y tiene solemnidad, veneración, devoción y culto por toda la comunidad valdepeñera. Porque sus vecinos son llanos y amables, existiendo cierto estilo en la gente. Las verbenas en honor a la Virgen se han ido superando. Haciendo un breve recorrido por sus fiestas, comenzamos con el Festival de Cante Flamenco que desde 1984, que en los meses de verano viene celebrándose y que tuve el honor de diseñar y confeccionar el primer cartel anunciador. Los más afamados cantaores de cante flamenco español, lanzan sus letras por solea, fandanguillos, seguidilla, Taranto, colombianas, alegrías coplas y un largo etc.

Así pasando velozmente el tiempo, el 25 y 26 de julio, se celebraba las festividades de San Joaquín y Santa Ana, en su honor antes se hacían fogatas y verbenas.

Llegamos al 7 de agosto y las campanas de la ermita suenan a rebato, llamando a los fieles a la novena en Honor de la Virgen de la Cabeza

Sin darnos cuenta, llega el día 14, donde también antes se hacían fogatas, ya recordarán la familia Pedrero y al frente su mujer Escolástica, que con gran genio y creatividad realizaba una especie de pequeña falla con el nombre de “Felipe” un muñeco de aproximadamente dos metros de altura confeccionado con deshechos, que al final se quemaba esa misma noche, esto se realizaba hasta hace unos 30 años.

En la actualidad el barrio se viste de gala de gala con la ofrenda de flores, el pregón de las fiestas, la elección de la Reina, la verbena, la música y el bullicio componen el resto.

Finalmente el 15, día grande para la Virgen y para toda su comunidad con solemne procesión.

Y nada más amigos, no quiero excederme más, para que podáis divertiros en esta, nuestra verbena.

Que la Virgen nos ampare y nos cuide a todos/as.

Repetid conmigo:

Viva la virgen de la cabeza

Viva su barrio.

Viva valdepeñas.

Viva españa.

Y viva el mundo entero en paz.