El fotógrafo madrileño Javier Abella se fascinó con esa flor cuando la vio y la miro y la contemplo hasta interiorizarla en su cámara. Después la construyó y deconstruyó como algo amado y propio en sus imágenes. Casi un millar de fotografías con la flor del ceibo -entera o deconstruida-, de las que el autor está haciendo una selección para una muestra expositiva.
El ceibo, también denominado seibo, seíbo o bucaré, es una especie característica de la formación denominada bosques en galería, originaria de América, especialmente de la Argentina (zona del Litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay.
Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, aunque se la puede encontrar también en zonas cercanas a ríos, lagos y pantanos. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar artículos de peso reducido. Sus grandes flores de color rojo se utilizan para teñir telas, aunque por su vistosidad cumplen también una función ornamental, razón por la cual se la encuentra cultivada en paseos, parques y plazas.
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