Gómez Terrero acerca a la gran pantalla las tradiciones y desafíos de la comunidad Batey. Y lo hace de una manera muy estética, a través de la música, de las tradiciones y con su esencia documental presente en algunas escenas. El concepto Batey engloba a una comunidad rural, cuya población desarrolla trabajos vinculados a la explotación de la caña de azúcar. Suelen vivir en la extrema pobreza e incluso relegados por el abandono tanto de gobernantes como de instituciones.
En rueda de prensa tras la proyección, Gómez Terrrero ha destacado que su trabajo transmite “la necesidad de un diálogo tierno en un mundo tan violento como el que habitamos hoy, en el que se echan especialmente en falta la educación y la empatía”. Además, la película adquiere un tono reivindicativo y de denuncia contra la esclavitud laboral y el papel de la maternidad en esta comunidad dominicana. “No hay ninguna escena de la película que no esté vinculada a alguna vivencia que yo haya escuchado o presenciado en primera persona”, ha revelado.
Para Gómez Terrero, “los afrodescendientes aparecen mayoritariamente en los medios de comunicación por noticias terribles o por alguna crisis social” y ella quería contribuir a romper con esa tendencia, ya que “pareciera que los cuerpos negros están destinados siempre a lo terrible”, ha criticado.
El argumento profundiza en las realidades sociopolíticas de República Dominicana y Haití -dos naciones caribeñas marcadas por la colonización- a través de temas que pueden despertar incomodidad, pero que son altamente necesarios para romper con los estereotipos asociados a las personas afrodescendientes. La trama sigue a Makenya, una adolescente de 16 años que, tras un embarazo no deseado, se ve impulsada hacia la adultez en medio de la mecanización de la industria azucarera que amenaza con desplazar a los trabajadores de su comunidad. Mientras su abuelo lucha por los derechos laborales y su madre se conecta con los misterios espirituales, Makenya navega entre su poder terrenal y una conciencia multidimensional.
Por su parte, Díaz debuta como actriz con un papel complejo en el que manifiesta una gran carga emocional y refleja su mundo interior sin apenas decir una palabra en muchas ocasiones. A veces su personaje “se define más por lo que no dice que por lo que expresa verbalmente”, ha puntualizado. La actriz ha resumido que su personaje es como una representación de la realidad de muchas jóvenes negras dominicanas.
La película es una coproducción entre República Dominicana y España, realizada por Tinglado Film y Guasábara Cine. El elenco principal incluye a Yelidá Díaz, Juan María Almonte, Ruth Emeterio y Génesis Piñeyro. La dirección de fotografía está a cargo de Alván Prado, mientras que la música es obra de Jonay Armas y Gagá de la 30. El montaje fue realizado por Raúl Barreras.
‘Sugar Island’ tuvo su estreno mundial en la sección Giornate degli Autori del Festival de Cine de
Venecia 2024, donde recibió menciones de honor por su tratamiento de los derechos laborales y la problemática ambiental. También ha pasado por el Festival de Londres y ahora llega al Festival de Málaga en una edición en la que precisamente República Dominicana es el país invitado de su sección Focus.
Johanné Gómez Terrero, graduada de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba y de la Escuela de Cine y Audiovisual de Cataluña, es reconocida por su enfoque en temáticas afrodiaspóricas y decoloniales. Su filmografía incluye los documentales ‘Bajo las carpas’ (2014) y ‘Caribbean Fantasy’ (2016). ‘Sugar Island’ es su primer largometraje de ficción.
Enviado por José Antonio Sierra