Me encuentro bordeando los 40 años, mi niña interior sigue estando conmigo, es bastante fiel, pero anda un poco reprimida en estos temas, tiene que buscarse la vida, hacer lo que puede hacer para poder comer.
Se convirtió en inmigrante, se alejó de su vida entera y decidió luchar por otros lares, a ver si encontraba alguna solución.
La cosa va bien, tiene gente maravillosa a su alrededor, conoció el amor y, sin crecer, sigue peleando por algo mejor.
Lo que me gusta de ella es que no se rinde, “todos tenemos momentos difíciles”, suele decir; y toma esa frase como bandera, la única que tiene valor.
Recuerda, extraña, ama, ríe, llora, baila, canta y no deja de soñar.
Espero estar el resto de mi existencia con ella, quiero demostrarle que su fidelidad es mutua, que le quiero y que necesito de su poder.
Quizás, algún día, podamos brindar por su sueño cumplido.