Los turistas que pueden prefieren viajar en clases superiores. Las compañías aéreas están adaptando rápidamente sus salas VIP, ampliando las cabinas delanteras para aumentar el número de asientos en clase preferente y creando una clase intermedia: turista plus. También tienen que adecuar el servicio a una clientela que, al contrario de los que viajan por negocios, les importa más la calidad de la comida y la bebida que los horarios y las frecuencias.
En el mundo del hotelería se está produciendo un fenómeno similar. La mayor parte de los nuevos hoteles son de los niveles superiores y sus salones, tanto en las ciudades como en los destinos turísticos están ocupados en gran medida por personas en pantalón corto y gorra de beisbol. Desde hace algunos años funcionan resorts todo incluido en algunos lugares de México y el Caribe que atienden a esa clientela ofreciendo servicio de habitaciones y mayordomía a cualquier hora, restaurantes del máximo nivel y champán sin límite .
En Europa ya empieza a notarse el cambio
En Europa, el todo incluido, es más modesto y tradicionalmente va unido al alcohol barato y bufés de barra libre.Pero ya suenan las campanas de un cambio. Hyatt, el líder mundial en este segmento con su Inclusive Colection ha firmado un acuerdo con el grupo español Piñero para gestionar al 50% los hoteles de la marca Bahía Príncipe, no solo en el Caribe, sino también en España. Tras su experiencia con el Dreams Madeira de 366 habitaciones, planean extenderse a Canarias y elevar de categoría alguno de los 50 resorts que tienen en España, Grecia y Bulgaria. Por supuesto ya hay resorts de este tipo en Marbella como el del grupo griego Ikos .
Algunos turoperadores han empezado a ofrecer productos de lujo, mientras su clientela tradicional con menos recursos busca en otros lugares del mercado servicios más baratos en vuelos en compañías de bajo coste y alojamiento en hoteles de menor nivel o en viviendas de uso turístico.
La tendencia continuara en los próximos años
Es previsible que esta tendencia continúe en los próximos años, especialmente en Estados Unidos. En Europa, la crisis por la que está pasando Alemania afecta, sobre todo, a las clases medias -nuestros grandes clientes- pero no a los ejecutivos, pequeños empresarios y a las personas que trabajan en sectores de gran valor añadido como los tecnológicos, que pueden permitirse los viajes de lujo y han superado el síndrome de la austeridad luterana de la etapa Merkel. En Gran Bretaña, Francia o Italia nunca han tenido esos complejos y gastan en disfrutar a pesar de la incertidumbre económica en la primera, la inestabilidad política en la segunda y el crecimiento plano en la última.
Lo que esta ocurriendo es algo similar a lo que habitualmente recogen las encuestas en muchos países: un alto porcentaje de la población señala que las cosas en el país van mal, pero a ellos personalmente les va bien. En Europa la economía va mal pero el turismo va bien.