Su propietaria, Anna Carla Zucchini, originaria de la región italiana de Campania había diseñado el menú degustación que tuvimos ocasión de probar en premier. Íbamos a ser testigos de la evolución de la cocina tradicional italiana - y en especial de la coquinaria napolitana -, conmemorando la efemérides, en ocasión tan especial, de las tres décadas de historia de Luna Rossa. Nuestra anfitriona, con motivo del aniversario, deseaba ofrecer a su clientela un fidedigno sumario de las especialidades más solicitadas de la coquinaria napolitana en Madrid, y sugiere nuestra opinión. El restaurante Luna Rossa, fue inaugurado hace treinta años por el fallecido padre de Anna Carla Zucchini, que emplazó en nuestra capital el primer horno de piedra, construido in situ con exclusiva tecnología transpirenaica (“napoletana”), innovando, e incorporando la auténtica cocina italiana a la Capital del Reino. Aunque Luna Rossa tiene una bien ganada fama por las pizzas horneadas con leña de encina en el mencionado horno, por el pizzaiolo Cristian Ogea, marido de Anna Carla; en esta ocasión, Luna Rossa nos prepara un menú degustación muy especial que será idéntico al que ofrecerá el establecimiento durante todo un año.
Comenzamos la fase solida con seis estupendos platos, generosos, y muy bien emplatados. Los disfrutamos con cuatro formidables vinos italianos. (Los comento más tarde). De entrada, un delicioso carpaccio de picaña con trufa negra de temporada; seguido de una deliciosa berenjena gratinada en el celebérrimo horno de leña. Le siguió una contundente sopa de cebolla con guanciale crujiente, queso fundido y huevo a medio cuajar, antes de los tubettoni con frutti di mare, sobre una suave crema de alubias blancas. Luego, unos bocaditos de bacalao con friarielli, (brotes tiernos de grelos), con ajo y guindilla salteados en aceite de oliva virgen extra. Una sorpresa de chocolate, cannolo de ricotta de oveja, naranja confitada y granela de pistacho dieron el punto y final al exuberante almuerzo.
VINOS ITALIANOS EN LUNA ROSSA
Luna Rossa cuenta en su nómina líquida con vinos exclusivos. Es reseñable, que la célebre Bodega Valentini que reserva un cupo de sus vinos a restaurantes con estrellas Michelin,
proporcione a Luna Rossa, las demandadas botellas de la añada Trebbiano 2019 IGT. Durante el almuerzo, disfrutamos cuatro singulares vinos de las más de las 60 referencias exclusivas que consigue Luna Rossa de bodegas prestigiosas italianas. Los tres primeros fueron vinos de Campania, lugar de nacimiento de Anna Carla. Vinos de elaboradores locales, de gran calidad y corta producción. Todos ellos seleccionados por la propietaria del restaurante en bodegas pequeñas, menos conocidas. El encuentro gastronómico en el trayecto líquido, se inició con un delicado espumoso blanco, Trentapioli, DOCG Asprino d’Aversa Spumante. ¡Curioso su origen! Los sarmientos y zarcillos de sus vides trepan por el tronco de los álamos hasta alcanzar 18 metros. Constituye una auténtica viticultura heroica recolectar sus racimos en vendimia puesto que los viñadores lo hacen racimo a racimo, valiéndose de unas largas y estrechas escalas de madera hechas a medida de cada propietario del viñedo. De modo, que solo él mismo pueden realizar la recolección, al encajar pie y rodilla en la escala, posibilitándole accionar libremente ambos brazos y conseguir vendimiar. A este ancestral cultivo, verdaderamente heroico, se conoce como "alberata aversana".
Me encantaron los dos estupendos vinos de Cantina Perillo. El blanco Irpinia Coda di Volpe DOC, y el tinto Taurasi Riserva DOCG de las añadas 2012. La bodega Perillo es el máximo referente de la excelencia vitivinícola del Valle de Calore. Sus viñedos producen uvas únicas de la variedad agliánico, con las que se elabora Taurasi Riserva, un vino que nunca sale al mercado antes de que haya transcurrido una década desde vinificacion. Entre las cepas de agliánico se encuentran salpicadas algunas cepas de una variedad blanca conocida como coda di volpe (cola de zorro), son vides prefiloxéricas vendimiadas a mano. Con ellas se produce Irpinia Coda di Volpe DOC, un elegante blanco que reposa dos años sobre lías finas, y otros tres más redondeando en botella. El cuarto y último vino, llegó acompañando el postre: un Marsala Superiore Dolce, de la bodega Vito Curatolo Arini. Vino dulce siciliano fortificado, ensamblaje de tres varietales: grillo, catarratto e inzolia.
(Los viñadores de otro tiempo, sabios como fueron, tanto en Italia como en el resto del mundo-vino; combinaron en sus viñedos diferentes variedades y tipos de cepas, con el exclusivo fin de conseguir cantidad de fruto en vendimia, que garantizara la obtención de abundante vino. Heterogéneas variedades de vides plantadas en la misma viña, atraerían diferentes especies de insectos, que completarían la polinización zoófila del viñedo en su integridad).