Así es, tras un intento fundacional fallido, se invitó en 1.140, a los premonstratenses, quienes acudieron desde Steinfeld, en el valle del Rin. Ostentaba entonces el ducado de Bohemia Ladislao II. Erigieron un modesto convento de madera, al que pronto, con la llegada de nuevos recursos, se le añadió una basílica de estilo románico.
Durante tan larga trayectoria, el monasterio fue incorporando nuevas edificaciones, en los sucesivos estilos que se fueron sucediendo, incluido el renacentista, si bien, el que prevalece actualmente con todo su esplendor es el barroco. Resulta admirable, no sólo que los edificios hayan conseguido sobrevivir a las múltiples calamidades que hubieron de afrontar – las guerras con los herejes husitas, el saqueo de los suecos en la guerra de los Treinta Años, la exclaustración de los monjes durante la dictadura comunista…-, si no que aún hoy los frailes mantengan vivo el monasterio bajo su regla. Éstos, inasequibles al desaliento, una y otra vez acometían con renovado esfuerzo la reconstrucción del monasterio.
Uno de los grandes momentos en la historia de la abadía fue el traslado, en 1627, siendo abad Kašpar Questenberg, de los restos de San Norberto, fundador de la orden Premonstratense, desde su localidad natal, la alemana Magdeburgo. Sus restos reposan en la iglesia de la Asunción de la Virgen María, que alberga también un magnífico órgano, en donde Mozart tocaba durante sus visitas la capital checa.
Este Questenberg acometió una completa remodelación del complejo, que había sufrido mucho por los saqueos y profanaciones de los husitas, completando el claustro menor y la prelatura, construyendo un nuevo edificio, además de edificios adjuntos y una fábrica de cerveza. También fundó el seminario norbertino, destinado a los estudios teológicos de los frailes. Y terminó la iglesia de San Roque, originalmente votiva y cuya construcción fue iniciada por el emperador Rodolfo II, en 1.602, como agradecimiento por el fin de la epidemia de peste de 1.599.
Su sucesor Kryšpin Fuk, quien hizo navegable parte del río Vltava, en el sector llamado Los rápidos de San Juan, emprendió una nueva reconstrucción, tras los daños ocasionados por los invasores suecos.
En 1.670, asumió la responsabilidad del monasterio como nuevo abad el filósofo y teólogo Jeroným Hirnheim, cuya principal realización fue la construcción de la nueva biblioteca, en el conocido como Salón Teológico, que concluyó en 1.679. Esta magnífica biblioteca Strahov alberga más de 200.000 volúmenes, que incluyen más de 3.000 manuscritos y 1.500 incunables.
Además de este riquísimo legado, el Monasterio de Strahov cuenta con una de las pinacotecas más importantes de su género de Europa Central.
La última remodelación importante se inició tras concluir el ataque a Praga de las tropas francesas y bávaras, en 1.742. Y tras los años oscuros de la dictadura comunista, una vez culminada con éxito la Revolución de Terciopelo, se procedió a la recuperación del monasterio, muy deteriorado por las décadas de abandono sufridas, y su devolución a la orden Premonstratense.