El embajador japonés señaló que todas las actividades culturales niponas que van a acercar Japón a Madrid, serán solo un aperitivo de la gran cultura japonesas que habrá que visitan en el país del Sol naciente. Marta Rivera de la Cruz elogió la cultura milenaria de Japón y subrayó el interés de los madrileños por la cultura japonesa, ya que las entradas a sus espectáculos durante estos Veranos de la Villa estaban casi todas vendidas.
La tarde comenzó con la conferencia del profesor Kano Jiroyuki, presentado por el profesor Daniel Sastre, “Kinpaku. Naturaleza, poder e imaginación en el arte japonés”, referida a la pintura clásica nipona en pan de oro, de los siglos XVI y XVII fundamentalmente, algunos de cuyos cuadros más significativos, por ejemplo, de Kano Eitoku, figuran en diversos museos nacionales o imperial del país nipón.
La exposición de pintura japonesa Kinpaku, situada en la planta baja del edificio Alameda, pertenece a una colección privada sita en Madrid. Su comisario es el profesor Daniel Sastre, experto en pintura japonesa, de la Universidad Autónoma de Madrid.
La magnífica exposición de esta pintura clásica japonesa se desplegó en la historia en biombos (muros del viento), puertas correderas y abanicos. Todas las piezas giran en torno a la idea de naturaleza, estaciones del año, árboles y flores.
El “kimono, identidad cambiante: un siglo a pie de calle” constituye un despliegue de la vestimenta clásica japones, de la mano de la Kimono Club Valencia, a cargo de Anna Miró, Miriam Navarro de Palencia y Laura Pérez Bañón, que abarca desde el comienzo del siglo XX a nuestros días. Kimonos cotidianos o de fiesta, en los que se pone de manifiesto como la prensa subraya el punto erótico más apreciado en Japón, el cuello femenino, por lo que el kimono deja caída la prenda hacia atrás, y no destaca el escote como en Occidente.
De estas exposiciones dará cuenta, de modo más extenso, en este medio informativo, la crítica de arte Maica Nöis.