Hay que tomar en cuenta, además, el previsible aumento del turismo nacional, que compite con el internacional en muchos destinos.
Los partidos de la derecha se han apuntado, al menos hasta hace poco tiempo, al cuantos más mejor: alertan sobre la trampa del decrecimiento y aseguran que lo que hace falta es una mejora de las infraestructuras: aeropuertos, ferrocarril, autopistas, que permita una mejor distribución de los flujos, pero sin tasas o impuestos turísticos que financien esas mejoras y con bajadas generalizadas de impuestos. Tendrán que presentar su plan con el correspondiente estudio financiero.
En la izquierda señalan la dificultad de mejorar autopistas y ferrocarriles -en la península- por la falta de espacio y recuerdan que, sin la construcción de miles de viviendas en régimen de alquiler a precios asequibles, la población local, terminará expulsada del centro de las ciudades y de los lugares donde hay trabajo, con lo que persistirá la actual situación en la que a muchos parados no les interesan las ofertas de trabajo existentes, por la distancia desde su domicilio o por el insuficiente salario para cubrir el gasto extraordinario del desplazamiento. También señalan el deterioro del medio ambiente y la saturación en las playas que son el principal activo turístico de todas la Islas.
Si extrapolamos las cifras nacionales a Baleares o Canarias el crecimiento estimado sería del orden de los cinco millones de viajes de turistas extranjeros para cada uno de los archipiélagos a los que habría que añadir los nacionales. Para atender a esa demanda añadida habría que poner en el mercado, de forma escalonada, cerca veinte mil habitaciones más en el conjunto de las islas, pero para ello sería necesario modificar las normas que limitan la oferta ,que se han aprobado con amplio consenso social.
Siempre podrían ir a otros lugares en la península, pero ¿ hay suficiente capacidad alojativa?