Un Mickey Mouse vestido de camuflaje da la bienvenida a los hijos de cazadores y simpatizantes con el mundo cinegético. Mientras, otros pequeños meten las manos entre los barrotes de las jaulas para acariciar a los perros, que se muestran ansiosos algunos, y apáticos otros. Entre un puesto y otro, decenas de cráneos raros de animales de todas las partes del mundo revisten paredes y expositores combinados con cuadros que reflejan escenas de monterías.
La feria cinegética de Madrid, una de las más importantes a nivel nacional, parecía tener más afluencia de niños que de adultos, según el Partido Animalista. “El mundo de la caza tiene muy en cuenta la necesidad de acercar a los menores para minorar su declive”, explica el presidente de la formación política, Javier Luna.
Luna remarca que las representaciones de escenas de caza que vestían los pasillos de la feria eran “totalmente eufemísticas”: “no se muestran vídeos de animales agonizando, ni de perros despellejando jabalíes vivos, ni de apuñalamientos, a pesar de que son escenas ineludibles en el proceso para conseguir las piezas”. Sostiene que, de hablarse abiertamente de la realidad de la caza, las autoridades podrían verse obligadas a restringir la entrada a los menores.
Algo que PACMA lleva años reclamando desde el punto de vista ético, medioambiental y social en tanto al respeto por los derechos de los niños a ser “protegidos de la violencia”, también, explican, “de la que rodea todas las modalidades de caza”.
Desde el Partido Animalista instan a la Comunidad de Madrid a dejar de celebrar y subvencionar ferias que “normalizan la violencia y la matanza de animales” con actividades que, aunque son legales, “no se corresponden con las necesidades ni anhelos sociales actuales" y que fomentan, según su perspectiva, “prácticas demostradamente nocivas contra la biodiversidad y el medioambiente”.