Salió corriendo
a encontrar a Dios
regresó a media noche sólo con él
… no lo encontró.
Mirándome en un espejo roto,
lo encontré mirándome,
desde dentro
con los ojos trizados.
El parpadeo del semáforo atesora su faz en las vitrinas,
el mensaje del día…
hoy cerrado por inventario
vuelva mañana...
Detrás de una puerta entreabierta medio cerrada
está una mujer de caricias fáciles con cabellos teñidos
con el cinismo de toda una generación
que trastabilla y resbala hasta irse de hocico al infinito mierdal de la iniquidad.
Insulso… inútil… infantil… inmundo…
In… al fin
las bocas abiertas desde aquella puerta
algo quisieron decir.
Más los puños agrietados en los bolsillos vacíos del mundo
no dejaron gesticular respuestas ni tampoco preguntas
la mandíbula suplicaba perdón
y la razón mordía mil palabras contestatarias,
prominentes, sacrílegas al fin.