Según informó El País, el año pasado no solo se batió la marca histórica, sino que el país también fue pionero en la puesta en marcha de una nueva norma: por primera vez se aplicó la eutanasia a un menor de 17 años en fase terminal.
La eutanasia está ampliamente aceptada en Bélgica. Los sondeos mostraron que tres cuartas partes de la población apoyó la extensión de la ley a los menores en 2014. La cuestión se ha hecho más visible gracias a casos como el de la medallista paralímpica Marieke Vervoort, que cuenta con el permiso para acceder a la eutanasia en caso de que la enfermedad degenerativa que padece empeore.
Tras su aprobación en 2002, casi 15000 personas se han sometido a la eutanasia en ese país europeo. La velocidad a la que aumentan las solicitudes no para de acelerarse: en 2003 fueron solo 234, pero ya en esta década se superó ampliamente la barrera del millar. En 2011 se practicaron 1133, 1432 en 2012, 1816 en 2013, 1928 en 2014 y 2022 en 2015.
Según informes de La Comisión de Control y Evaluación de la Eutanasia, la proporción entre hombres y mujeres es similar; la mayoría se realiza a domicilio, poco más de la mitad está en el segmento de edad de entre 70 y 89 años y el cáncer es la enfermedad más habitual.
Bélgica es uno de los pocos países europeos (con Holanda, Luxemburgo y Suiza) que tiene regulada la ayuda a quienes eligen morir porque padecen una enfermedad incurable. La eutanasia es legal desde 2002 para adultos; para obtener el permiso deben demostrar que sus facultades mentales están intactas y realizar la petición por escrito tras un periodo mínimo de reflexión. En el caso de los menores los requisitos son más estrictos: un psiquiatra infantil evalúa cada caso y la decisión no corresponde solo al menor, sino que necesita el consentimiento paterno.