Rosemary Noronha, destituida el 24 de noviembre de su cargo de jefa de la oficina de la presidencia en Sao Paulo, es acusada, entre otros delitos, de corrupción pasiva, tráfico de influencias y asociación para delinquir, indicó el sitio web del diario Estado.
La PF señaló que Noronha mantenía una “relación estable” con otros integrantes del grupo, que compraba decisiones y falsificaba informes para favorecer intereses empresariales y garantizar cargos públicos, indicó el rotativo.
Por otro lado, la policía involucró también en la red a un exdirector de la Agencia Nacional de Transportes (Antaq), destituido el viernes.
La investigación comprende a funcionarios de organismos como el ministerio de Educación y las agencias de aguas, aviación civil y de transporte marítimo, entre otros.
La PF entregó sus conclusiones a un tribunal federal, que a su vez las remitirá a la fiscalía para que los evalúe y decida si formaliza una acusación ante la justicia.
A finales de noviembre, en el marco de la operación “Puerto Seguro”, la policía allanó edificios gubernamentales, detuvo a seis funcionarios y emitió denuncias contra otros 12, incluida Noronha, que niega haber actuado de forma indebida.
La presidenta Dilma Rousseff, quien ha perdido a siete ministros por sospechas de corrupción, actuó de forma “implacable ante los indicios” y ordenó la destitución de todos los funcionarios sospechosos, según comentó el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, en una comparecencia en la Cámara de Diputados.
Noronha, de 57 años, fue presentada por la prensa brasileña como una mujer influyente en el gobierno debido a una supuesta relación sentimental con el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), que Cardozo calificó de “especulación”.
El viernes, en Berlín, Lula se limitó a decir sobre la operación: “no, no me causó sorpresa”, según señaló Estado.